Los primeros años de Lucy no fueron fáciles, lo que la obligó a crecer más rápido de la cuenta, vivía en una pesadilla constante. Pero como dice el dicho, no mal que dure cien años, y momentos mejores llegaron. Fue durante la adolescencia, cuando consiguió crear un buen grupo de amigos con los que disfrutó maravillosas aventuras. Nunca se había reído tanto, ni se lo había pasado tan bien.
Sin embargo, las situaciones siempre evolucionan y una vez se graduaron y fueron todos a la universidad, comenzaron a separarse. Ya no estaban tan unidos como antes, cada uno parecía haber rehecho su vida con otras personas, todos menos Lucy. Lucy seguía anclada en el pasado, viendo cómo se iban esos días para no volver.
Esta no es la historia en la que todos dejaron de ser amigos y nunca más se volvieron a ver. Siguieron quedando de vez en cuando para ponerse al tanto y recordar viejos momentos. Simplemente, todos habían continuado por otro camino, incluida Lucy, solo que ella deseaba que todo volviese a como era antes.
En el final de sus días, todavía pensaba en esos años tan positivos para ella. Cuando falleció, el concepto de Cielo no era como se lo habían planteado, sino que se le daba la opción de quedarse a vivir en una etapa de su vida, en la que más feliz hubiese sido. Todos los días serían diferentes, pero siempre dentro de un mismo período. Lucy, obviamente, escogió la parte de su adolescencia en la que se lo pasaba tan bien con sus amigos.
Al principio, se alegró mucho de poder recuperar esos años que creía perdidos y comenzó a divertirse al máximo. Sin embargo, al cabo de las semanas, se dio cuenta de que algo no iba bien. Se estaba empezando a cansar en determinados momentos y entonces comprendió que tal vez su adolescencia no había sido tan maravillosa como la recordaba. No, no había sido mala época, pero tal vez en contraste con aquella infancia negativa ella la había visto con mejores ojos.
Lo que no se había dado cuenta es que había dejado de vivir el presente por recordar aquellos años que ella misma idealizó. Ahora ya es demasiado tarde para ella, pero desde aquí, Lucy te quiere mandar un mensaje: Vive el presente.
Espero que os haya gustado la entrada, disculpad por no haber publicado el miércoles, ha sido una semana muy ajetreada de trabajo.