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miércoles, 6 de mayo de 2020

Al compás de los latidos

Imagen de Scott Broome

¿Quién ha dicho alguna vez que el amor es de ñoños? ¿Y quién después de enamorarse ha tenido que tragarse sus palabras? 

Eso es lo que le pasó a Layla, abanderada de las causas contrarias al romanticismo. Layla no era como el resto de chicas de su edad, que desde pequeñas habían crecido con el ideal de encontrar al amor de sus vidas, ella detestaba esas cosas. Por eso, cuando jugaban con sus amigas a las muñecas, siempre intentaba guiar la aventura por territorios diferentes a los de sus amigas, quienes emparejaban enseguida a sus juguetes con novios imaginarios. 

Pero, al final, eran niñas y, a excepción de ese momento en el que se sumergían en las historias que inventaban, el resto del tiempo no había chicos. De hecho, estaban en la edad en la que ambos sexos se detestaban mutuamente y hacían lo imposible por demostrárselo entre ellos. 

No pasó lo mismo cuando llegaron al instituto, momento en el que sus amigas comenzaron a tener relaciones con chicos. ¿A cuál de ellas más cursi?, refunfuñaba por dentro Layla al ver cómo el amor las transformaba, todo para que luego al romper con sus novios, esa historia en común que habían construido quedara en lloros y palabras de odio. Y vuelta a empezar.

Layla también quedaba con chicos, pero ninguno conseguía despertar esa chispa, de hecho, solo reafirmaba sus ideas de que el amor no era para ella. Hasta que llegó Matt, el chico nuevo de clase y con quien la emparejaron para un trabajo de una asignatura. En un principio, Matt era otro de esos chicos que no encendían esa llama en ella, tal vez incluso menos que el resto. No obstante, después de diferentes tareas del instituto, Layla empezó a sentir algo por él, ¿solo cariño? No lo creía. ¿solo deseo? Tampoco. A lo mejor Matt le estaba empezando a gustar, por muy imposible que pareciese. 

No tardaron en empezar a salir y Layla vio con ojos de sorpresa cómo ella era igual que el resto de sus amigas. Reía. Bailaba. Soñaba. Suspiraba por él. Se había convertido en todo lo que ella rechazaba, pero para su sorpresa ella se sentía bien siendo así. ¿Quién sabe? Tal vez algún día su relación se rompería en miles de pedazos, pero siempre le quedaría el recuerdo de que ella, Layla, no era inmune a amar... ni mucho menos a ser ñoña. 

22 comentarios:

  1. Que bonito * - *
    Que pasada de entrada ^^
    Me encantó
    Gracias por compartir este texto
    Besos ♥

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  2. ¡Buenas tardes, Esperanza!

    Qué precioso texto, me encantó, sobre todo porque encuentra una fuerte similitud con la realidad. Cuando era chica también creía que no era para mí y me parecía estúpido que mis amigas hablaran tanto de chicos. Después llegó mi novio cuando yo tenía 14 y acá estamos después de nueve años, aún juntos ♥

    ¡Besitos!

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  3. ¡Hola Esperanza!
    Aiiins si es que cada día que te leo cada día que me enamoro más.
    Esos corazones duros que se derriten cuando menos lo esperan... me encanta de verdad.
    Un besote enorme preciosa.

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  4. Holaa!! aaah pero qué hermoso relato, gracias por compartirlo.

    Blessings!!

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  5. ¡Hola Espe! Decirte que ya me declaro fanática de los textos que nos vas compartiendo en cada entrada. Este en especial es precioso.
    Gracias por compartirlo :)

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  6. Lindísimo texto! Me encanta cómo escribes. Una experiencia que todos tenemos pero contada con otro ángulo, con palabras distintas a las que usamos todos.

    Lindifique

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  7. Viva y requeté viva la ñoñería.
    Si enamorarse es equivocarse, vamos a tropezar como una bailaría con zancos.
    A tope con el sentimiento. Amemos, es una cosa tan especial como inolvidable.
    Perfecto post, como siempre.
    Cuidate.
    Besos

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  8. hola,
    lo de tragarse sus palabras pasa con todo jajaja y no creo que nadie pueda decir que no le ha pasado. Lo de la ñoñeria creo que nos ha dado a todos, tambien depende de la epoca. Me ha encantado tu relato, escribes genial.
    Besotessssssssssss
    #yomequedoencasa

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  9. Hola.
    Que bonito, me ha gustado mucho. Lo de "a cual de ellas mas cursi" me ha encantado. Como me he reído.
    Por cierto, acabo de encontrar tu blog y me quedo por aquí. Te invito a pasarte por el mio.
    Nos leemos.

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  10. ¡Hola cielo!
    Me encanta venir a leerte, siempre me sacas una sonrisa. La verdad que me identifico mucho con Layla^^
    Mis amigas solían decir que mi corazón era de hielo jajaja
    Un abrazo <3

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  11. ¡Hola! Es muy bonito, tiene buena progresión. Entiendo muy bien a Layla, ¿quién no ha pasado por la fase de "es una exageración" a sentirse así?
    ¡Un abrazo!
    MJ

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  12. Precioso!! Yo solo me he enamorado una vez y eso que no creía en el amor, y sigo cada día más enamorada. noño, puede ser, y encantada. Buen día!!

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  13. Hola Esperanza!. Precioso texto. Empatizo totalmente con Layla. Besinos.

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  14. Me gusta pasarme por tu blog y disfrutar de tus relatos. ¡Gracias, Esperanza!
    Besos.

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  15. ¡Hola!
    Pues sí, a mí personalmente no me ha pasado porque soy ñoña de nacimiento, pero tengo amigas que sí han estado en esa fase.
    ¡Me ha encantado!
    Un beso.

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  16. Hola,
    Un relato precioso, una maravillosa pluma que con cada linea me dejas cautivada.
    Besos desde Promesas de Amor, nos leemos.

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  17. Hola Esperanza!! Un texto precioso, por favor, sigue así. Besos!!

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  18. ¡Hola, Esperanza!
    Siempre disfruto de tus relatos, es un placer leerte así que gracias por compartirlos con todos nosotros ;)
    Un besote y feliz fin de semana.

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  19. Un texto precioso. Sin la capacidad de amar, no somos nada.
    Un beso.

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  20. ¡Hola!
    Yo antes era muy ñoña jaja ahora ya nada...
    Me ha encantado el texto.
    Besitos :)

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  21. Bonito relato, Esperanza.Vengo a devolverte tu visita y me quede por aquí de seguidora.
    ¡Nos leemos!

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  22. ¡Hola! Wow, bonito relato y estoy segura que más de una nos identificamos :)

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